viernes, 15 de mayo de 2020

Ética en la intervención en el campo: Urgencia, Emergencias y Catástrofes.


   
  Lic. En Psicología Atienza, Susana - San Juan 
 Lic.En Psicología Bardelli, Fiorela -  Córdoba 
 Lic.En Psicología Kasten Duarte, Carla. -Formosa

Cuando nos referimos al campo de la Urgencia, Emergencia y Catástrofes,hacemos alusión a una más de las múltiples áreas donde pueden desempeñarse los psicólogos. Quizás una de las más nuevas e incipientes, por lo que suelen generarse confusiones con respecto a las normas y leyes que la regulan.

Este campo de la Urgencia, Emergencia y Catástrofe se caracteriza por ser ejercido en una situación donde un evento disruptivo ha atravesado a uno o varios sujetos afectándolos en distintos grados en todo su ser biopsicosocial. Al ingresar el Psicólogo en esta dinámica es que pone en juego su propia salud mental, por lo que se vuelve aún más evidente la necesidad de intervenir con un encuadre bien establecido.

Entendemos como víctimas en este campo, a aquellos afectados en distintos órdenes, ya sea de manera directa o indirecta, personas en las que un incidente crítico, irrumpió en sus vidas, y con quienes se va a intervenir con el objetivo principal de proteger, prevenir y resguardar la aparición de trastornos mentales consecuencia del evento vivenciado.

El psicólogo capacitado para intervenir en estas situaciones, llamado Psicólogo emergentólogo o emergencista, es un profesional del campo de la salud mental, con un título habilitante de “Licenciado en Psicología” y una formación y práctica específica cuya especialidad lo dota de herramientas, técnicas, métodos y recursos para intervenir en situaciones críticas.

Entonces, estos Psicólogos Emergentólogos ¿poseen el mismo posicionamiento al de la psicología clínica? ¿se interviene de la misma forma? No, el posicionamiento, el despliegue de recursos, la ética, el ejercicio y la formación son muy singulares, y obedecen a estrictos lineamientos.

Su especialidad es la idónea para la intervención en escenarios donde el posible riesgo vital se entrelaza con una desorganización psíquico-emocional que puede expresarse en múltiples y diferentes maneras y reacciones, exponiendo al profesional a exigencias que pueden poner en riesgo su propia salud mental. Por lo tanto, los Psicólogos que se dedican a este campo tienen un perfil diferente, flexible, proactivo, nutrido de múltiples técnicas, métodos, y articulados en equipos de respuesta inmediata donde se exponen al encuentro in situ con situaciones límite.

 

Pilares éticos

 

Toda la actuación de un Psicólogo emergentólogo o emergencista, se realiza en un contexto de constante desafío, donde los tiempos son restringidos, y cuya relación con la ética es muy estrecha, los constantes riesgos en la intervención demandan la exigencia de lineamientos esenciales, a fin de no ocasionar con la iatrogenia conflictos, o daños mayores en las víctimas.

 

La regulación desde el ámbito de la psicología en contexto de Emergencia y desastres.

 

Responde en primera instancia a la establecida por los códigos de ética que rigen a los distintos colegios del mundo. Todo interventor que se disponga a actuar en una catástrofe no está exento de ellos, no olvidando que los mismos incluyen y no obvian aquellos aspectos que resguardan: confidencialidad, competencia y la dignidad de las víctimas como ejes que regulan todo el trabajo del psicólogo.

Es importante dimensionar y asumir, que la dinámica de los desastres, supone distinciones en los requerimientos con los cuales deben responder los profesionales y por lo tanto es necesaria la idoneidad.

La American Psychological Asociation, sumando aportes de las guías IASC desarrollaron el lineamiento de las intervenciones planteando los siguientes ejes:

       Todo interventor de una comunidad internacional debe trabajar por medio de una  organización humanitaria del país.

       Haber trabajado previamente en un contexto de emergencia y desastre.

       Haber trabajado fuera de su propio entorno sociocultural.

       Estar formado en las competencias básicas en las intervenciones definidas por IASC.

       Tener comprensión de las políticas públicas, comunitarias y los principios que ellas guardan.

       Tener una invitación por escrito de la nación, provincia, u organización establecida para trabajar en el país o población.

       No enfocar sus intervenciones de forma inicial en el trabajo clínico, sino proporcionar el apoyo a los programas de nivel general que incluyen el traspaso de habilidades que puedan ser replicadas por el personal de la localidad.

       El psicólogo emergencista debe poseer una mirada multicultural, por lo cual se excluye de todo programa acciones que se enfoquen en una sola religión que oriente el accionar. Ejemplo: incluir oraciones religiosas en los protocolos de actuación.

       Deberá el psicólogo emergencista o emergentólogo, posicionarse de manera multicultural orientando todo su trabajo al respeto por toda la singularidad de la población interviniente por lo cual el análisis correcto del Cross cultural será el paso crucial previo a todo desarrollo de intervención.

       No se permite la imposición de un diagnóstico o enfoque, así como la traducción de elementos técnicos y su ejecución de forma descontextualizada a la cultura, población, puesto que esto es perjudicial para las mismas.

       La investigación en el campo, se someterá a las regulaciones vigentes, en cuanto además demandan el uso de consentimientos.

 

Todo psicólogo Emergencista o emergentólogo, además de responder a los códigos de ética, leyes nacionales, políticas públicas y lineamientos internacionales debe responder a los pilares de su rol, el cual desarrolla todo su accionar sobre los cimientos de la confianza, base de sus respuestas y formación. La confianza se respira por la piel del emergentólogo, y se transmite en un conjunto de actos que hacen que la actuación sea impecable, no es una actuación adornada, es una praxis de ética, formación e idoneidad que se despliega en función de un otro al cual asistir. Los pilares son:

 

       Integridad: Es ser congruentes, es hacer lo que se dice en base a acciones acordes a valores y creencias. “Aquí el fin no justifica los medios”, ser íntegros es ser honestos, es ser quienes decimos que somos realmente, y por tanto se debe ser congruente entre las intenciones y el comportamiento, recordando que ser íntegros es un valor íntimamente relacionado con la humildad y el coraje de hacer lo correcto.

       Intención: Es el motivo para hacer las cosas, ellos gobiernan la conducta del Emergencista, es lo que impulsa a toda la acción. En emergencia es el deseo sincero de ayudar al otro, sus objetivos, sus valores, lo que le importa al interventor radican en este deseo, puesto que es la conexión profunda entre el desempeño y la preocupación por la persona con la que se interviene, aquí no hay motivos ocultos o prioritarios en función del ego, el emergencista trabaja siempre en función del otro en riesgo y ese es el beneficio mutuo entre su accionar y su praxis.

       Competencias: habilidades que tenemos y que nos capacitan para abordar con éxito los retos a los que nos enfrentamos, nuestro talento, actitud, conocimientos y estilo a la hora de hacer las cosas., éste principio es sumamente importante, puesto que el aprendizaje continuo y la capacitación para poder enfrentar los distintos retos se actualizan a medida que los escenarios críticos emergen, lo cual demanda ajustes de formación constantes y continuos para estar acordes a la respuesta óptima y necesaria.

La competencia es un relato entre las habilidades, el talento, la actitud, y el conocimiento.

       Resultados: Orientado al éxito de los resultados, lo cual se relaciona con la Reputación, jamás dejará de lado la autocrítica en la intervención, así como el reconocimiento de los éxitos de los otros.

La intervención jamás será improvisada, se planificará de manera responsable todo el accionar, puesto que ningún  interventor sea este voluntario o profesional, quedará eximido de las responsabilidades éticas y legales al realizar una interacción con una víctima.

Todo interventor obedece a límites y encuadres legales, que podrán ser exigidos por la justicia en caso de ser necesarios, se lo podrá llamar a dar testimonio, así como debiera en caso de ser solicitado dar respuestas de sus actos, y prácticas en terreno.

Por tanto los resultados tendrán en cuenta que de ellos depende la credibilidad del equipo así como la responsabilidad de toda acción, de la cual los voluntarios no están exentos los cuales además deben estar debidamente capacitados para no incurrir en salvajismo, ni intervenciones iatrogénicas que provoquen daños en la población.

 

Los distintos recursos necesarios al momento de intervenir señalan la necesidad inminente de asumir que muchas veces las buenas intenciones al intervenir sin la formación adecuada pueden hacer mucho más daño que beneficio en las poblaciones, cualquier acción que se realice bajo la suspicacia inescrupulosa que obvie los lineamientos será un transitar tenebroso en el que el engaño prime antes que el resguardo del otro en situación de riesgo y vulnerabilidad.

En tanto a los aspectos legales, el código Civil de la República Argentina, encuadra las prácticas en Psicología a las profesiones contempladas como liberales; las cuales se rigen por lo establecido en el artículo 1768. El cual contempla las conocidas como “mala praxis”.

Es necesario saber que en todo accionar si hay responsabilidad civil, así como también habrá responsabilidades penales en caso de que se induzca conducta o delito, y administrativas en caso de que los profesionales trabajen para una institución o para el estado. Habrá responsabilidad general, en todo accionar en el cual existan normativas específicas, entendiendo que el derecho comprende como un agravamiento de la responsabilidad que conlleva una negligencia por operar sin ser idóneo en un campo.

 

Reflexiones finales

         A partir de todo lo expuesto, queda en evidencia porqué el campo de actuación de un Psicólogo en Emergencia es distinto de un Psicólogo clínico, entre otras cosas por los tiempos que comprende su actuación, encuadre, métodos, objetivos y herramientas dándole a los primeros una especificidad única.

         Sin embargo, es importante recordar que como todo Psicólogo ejerciendo como tal, se ve limitado indefectiblemente por las normas y leyes que moderan y regulan su actuación. Estas leyes no solo abarcan, como ya mencionamos las propias del Código Civil, sino las propias normas deontológicas de la Fe.P.R.A. Toda intervención en Emergencia, ya sea presencial o telefónica, debe respetar los principios generales: respeto a los derechos y la dignidad de las personas, la competencia, la integridad, la responsabilidad social, el secreto profesional, etc.

         Tener presente estos principios deontológicos es imprescindible dado que, en la actuación en Emergencia, el psicólogo se encuentra frente una persona en una situación de crisis, en un estado de extrema vulnerabilidad psíquica. Es en este momento donde se pone en juego la Ética personal de cada profesional, reconociendo su idoneidad en la situación, así como sus limitaciones siendo consciente de la responsabilidad que conlleva su accionar ya sea por acción u omisión.

         Esta capacidad de auto observarse en contexto, le permitirá lograr ejercer su rol de la forma más efectiva y eficaz posible, como así también cuidarse a sí mismo, evitando posicionarse en lugar de omnipotencia o súper héroe. Logrando ser consciente de sus procesos internos, y pudiendo llevar adelante las acciones necesarias para su autocuidado, sin perder de vista su propio bienestar psíquico/emocional, y por ende, la de todo su entorno laboral y afectivo. 

 

 


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